martes, 14 de octubre de 2008

albert hoffman


El 16 de Abril de 1943 un científico Suizo, Albert Hoffman, manipulaba muestras de los alcaloides del cornezuelo del centeno, los había sintetizado para buscar un antídoto para este parásito tóxico, trabajaba con la vigesimoquinta formulación del ácido lisérgico; en la manipulación se le rompió uno de los tubos de ensayo q contenian el LSD, el profesor comenzo a sentir un ligero malestar que le hizo coger su bicicleta e irse a su casa, así fué como describio el cuadro q le ocurrió:


"Viernes 16 de Abril, 1943, me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no-desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después".


La explicación, de la intoxicación es la transmisión transdérmica q se produjo por la rotura del tubo. Admirado por la potencia de la sustancia en tan pequeña cantidad, se dispuso a experimentar sobre si mismo con una cantidad mayor, unos 250 microgramos. Esta vez los efectos serían mucho mayores, y el Doctor Albert Hoffman necesitaba hacer grandes esfuerzos para poder hablar. Pidió a su asistente en el laboratorio, quien estaba al tanto del experimento, que le acompañase a casa; fueron en bicicleta, dando pie a lo que ya es leyenda, quizá el más famoso de los paseos en bicicleta.

Albert empezó a asustarse, viéndolo todo en su campo de visión ondulado y distorsionado, como si se tratara de un espejo curvado, y con la sensación de no estar moviéndose (aunque sería realmente lo contrario, y llegaron rápidamente a casa): era el desdoblamiento temporal inducido. Los efectos eran lo bastante fuertes como para que Albert no pudiera sostenerse en pie, y tuvo que dejarse caer en el sofá mientras solicitaba leche y su entorno se transformaba, los muebles girando y en contínuo movimiento, y adquiriendo formas grotescas que asustaban al Doctor.

Más preocupante que el remolino de alrededor, era el vórtice que amenazaba con absorber a Hoffman en su interior. Todo intento de ejecutar su voluntad y detener en sus palabras ”la desintegración del mundo exterior y la disolución de mi ego”, era en vano. Sintió como si un demonio le invadía y poseía su cuerpo, mente y alma; gritando y hundiéndose en su impotencia, aniquilado por la sustancia que había experimentado; ¿estaba muriendo, era esto la transición? ¿Iba a morir por su atrevimiento experimentando con esta sustancia que había reaccionado de forma inesperada, aunque lo hubiera hecho con las mayores precauciones que había sido capaz? (¿y su mujer y sus tres hijos?).

Sin embargo, no fue capaz el doctor familiar de detectar ningún síntoma anormal más allá de unas pupilas muy dilatadas, a pesar de las intensas indicaciones de Albert Hoffman acerca del peligro mortal en el que se encontraba. El viaje fue diluyéndose poco a poco, y el Doctor Hoffman pasó a un sentimiento de gratitud y de poseer una inmensa suerte, empezando a disfrutar de los colores y juegos de formas que se desplegaban ante sus ojos, de los sonidos que se convertían en ilusiones ópticas fantásticas.

Los usos a los q se destino su descubrimiento fueron variopintos, desde el estudio como posible arma por parte del ejercito americano, hasta estudios psiquiatricos, utilizando el LSD, para crear cuadros sicóticos en sujetos sanos y observar las reacciones.

El uso lúdico de la sustancia, que se hizo más q popular durante el movimiento hippie de los años 60, dificultó q prosiguieran los estudios médicos sobre la misma, fué una cosa q no gustó mucho al Dr. Hoffman q luchó por explicar y clarificar los efectos del ácido, para q no se entendiera como una simple droga de abuso.


Albert hoffman murió el mes de Abril de este año, tenía 102 años.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabía que lo del cornezuelo del centeno no podía faltar.

Beso

Robert dijo...

Gracias por el texto
,...me inquieta como harian los militares para convertir el LSD en arma....y lo cierto es que me parece haber visto una peli ultimamente que trataba el tema....

kiko dijo...

Pues hablaban de q unos dos kilos vertidos en los depositos de agua de una ciudad de 300.000 hab. serían suficientes para anular los reflejos y la voluntad de los mismos... la verdad q me parece un arma mucho mas humana q todas las demás.

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